Para ser sincero cualquier
disco que venga de algún componente de System
of a Down va a ser mirado con
lupa y las comparaciones van a ser odiosas. No, tampoco Harakiri,
el tercer álbum en solitario de Serj Tankian, va a
quitarnos de la cabeza lo que todos querríamos: un nuevo álbum de SOAD. Pero de esta no va a ser y el regusto que te deja es
que éste nuevo trabajo es un quiero y no puedo, que nos recuerda en algunos
momentos a su banda pero no llega a ser un gran disco.
Harakiri, a pesar de lo que nos
parece decir su portada, es un álbum más conservador respecto a Imperfect
Harmonies y más básico que Elect
The Dead. He leído en la red que éste es mejor que los
anteriores y en eso sí que estamos de acuerdo y en él hay mimbres que unidos
con los de sus compañeros podrían traernos otra obra magna de SOAD.
Salvo
algún momento puntual de desquicie, el comienzo y desarrollo de ‘Ching
Chime’, tenemos ante nosotros una colección de canciones
melódicas y pegadizas, comerciales si se permite el adjetivo.‘Butterfly’ (GoEar) y ‘Harakiri’ son dos claros ejemplos de esto y dos
singles clarísimos, si el planteamiento es llegar al público no consumidor de SOAD.
Incluso se toma la libertad de
publicar un himno de directo, un tema megaépico como ‘Occupied
Tears’ (GoEar)
que a mí me ha sorprendido para bien. Serj
Tankian enlaza con su anterior
disco en ‘Deafening
Silence’ y esa
base electrónica que envuelve este medio tiempo acaso doliente y delicado con
esa voz femenina invitada, aunque ese flow vocal del artista le da el toque
alternativo que le faltaba. La voz de Serj Tankian prevalece sobre toda la instrumentación y esa es una constante en todo el álbum. Ésta se dobla en ‘Forget me Knot’, que en algunos momentos parece un baladón y finalmente se convierte en power balad, utilizando el concepto del metal. Una voz cuasi operística femenina en la segunda parte del tema lo convierte en otro de los momentos épicos de Harakiri.
‘Reality TV’, con una intro a base de instrumentos tradicionales, es un tema de denuncia con un estribillo también muy pegadizo, con muchos cambios de ritmo, una pincelada de electrónica y algún que otro momento de exceso vocal. Para mí es un claro enlace con Scars of Broadway, la banda que formaron sus compañeros Daron Malakian y John Dolmayan.
‘Uneducated Democracy’ es el corte más acelerado, punk si cabe,
guitarras y base rítmica al servicio del cantante que hace un nuevo alegato de
denuncia del sistema. Perfectamente podría haber sido una outtake de SOAD. ‘Weave
on’ cierra el
disco con su línea vocal incómoda. Es el tema más rockero del álbum junto a ‘Cornucopia’,
el adelanto que Serj Tankian nos dejó escuchar, y el primer sencillo, ‘Figure
it Out’, con esa consigna que leemos en el vídeo: “la
revolución no puede ser capitalizada”. A mí me parece el momento más bajo de
todo este tercer larga duración.
No sé lo que pensarán de
Harakiri los fans acérrimos de System of a Down, pero aquí Serj Tankian ha
vuelto a hacer lo que ha querido; es decir, una notable colección de canciones
al servicio de una riquísima variedad de registros vocales con predominio de
momentos totalmente asequibles para un público menos exigente.
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